este artículo de Laura Gutman nos lleva hacia el, el niño...
La necesidad básica primordial de todo niño humano, es el contacto corporal y emocional permanente con otro ser humano. No es más complicado que "eso". Sin embargo, algo que debería ser sencillo y espontáneo, lo hemos convertido en un problema. Casi todos apuntamos a que el niño pequeño "no nos moleste". Es extraño. Ninguna otra especie de mamíferos pretendería algo tan insólito de su propia cría.
Pero para los humanos es común determinar que lo mejor es "dejarlo llorar", "que no se mal acostumbre" o "que no se vuelva caprichoso". Y nos resulta totalmente habitual que el cuerpo del niño este separado: Solo en su cuna. Solo en su cochecito. Solo en su sillita.
Apenas nace, suponemos que debería dormir solo. Crece un poco, y ya opinamos que es grande para pedir brazos o mimos. Y si crece un poco más, es grande para quedarse en casa. Luego es grande para llorar. Después es grande para no quedarse en una fiesta de cumpleaños. Y por supuesto, siempre es grande para hacerse pis, o para tener miedo de los mosquitos o para no querer ir a la escuela. Si todo lo que necesita desde el momento de su nacimiento fue contacto y no lo obtuvo, entonces su mejor opción será cambiar el modelo de llamada hacia un sistema más "escuchable" para el adulto y posiblemente más molesto. Generalmente el niño enferma. Casi todos los niños están enfermos de soledad. Pero los adultos no reconocemos en la enfermedad del niño, la necesidad desplazada de contacto y presencia.

Laura Gutman
Extraído de: http://www.lauragutman.com.ar/separaciones-tempranas